lunes, 25 de enero de 2010

Clay-O-Rama


Hoy os voy a recomendar un juego. Iba a decir que ya os recomendaré más, pero es muy posible que no lo haga, ya me conocéis. En realidad este juego no me gusta más que otros, pero como lo probé este fin de semana y lo tengo reciente, me apetecía hablar de él.

Se llama Clay-O-Rama (también se encuentra como Clayorama, todo junto) y consiste en fabricar un muñequito de plastilina para que se atice con los de los demás jugadores, en plan wargame. Cada bicho de plastilina tiene unos poderes, que se le asignan al principio de la partida, y se van moviendo por el tablero (por palmos xD) para ir a zurrar a los otros... o para huir de ellos, claro.

Así contado parece muy simple... y es que realmente es muy simple. Es un juego para pasar el rato haciendo el tonto. Cómo pone en las reglas, «necesitas un grupo de gente dispuesta a hacer el tonto y a divertirse jugando con plastilinas».

Os dejo aquí el link de las reglas, por si os decidías a probarlo. Se recomienda utilizar Play-Doh, en lugar de plastilina corriente, pero supongo que con la normal también se podrá. Nosotros jugamos con Play-Doh y fue todo bastante bien.

La foto de arriba es de los muñequitos de la primera partida que jugamos (si consigo las de la segunda, ya editaré la entrada para poner alguna). Y ahora os pongo un primer plano de Guybrush, mi mono de tres cabezas lanzador de zurullos xD





martes, 19 de enero de 2010

casa, lotería, gato, buscaba, esqueleto, jodido, brazo, gilipollas, desesperación, beso

Palabras de Paula.


Esta noche se me ha vuelto a caer la casa encima.

Sé que es sólo una expresión, pero me siento aplastado por las paredes, como si de verdad estuvieran sobre mí y no me dejasen respirar, y el dolor físico es tan real que me sorprendo al abrir los ojos y ver que el techo continúa en su sitio. Y mientras intento salir del montón de escombros en que se ha convertido todo, pienso que el amor es una lotería; puedes tener suerte, pero es mucho más probable que no la tengas.

Recuerdo cuando, como un gato acechando la estufa, te buscaba en mi cama cada noche. Y te encontraba allí. Ahora sólo queda el esqueleto de tus abrazos, el fantasma de aquel tiempo en que iluminabas el frío.

Y no hay un jodido momento al despertar en que no alargue el brazo para tocarte, no hay un maldito instante en que esté medio dormido y no crea que sigues aquí, a mi lado, en medio de esa bruma que confunde mis sentidos. Pero entonces despierto del todo, y me siento como un gilipollas cuando la certeza de tu ausencia me golpea de nuevo. No sé cómo voy a olvidarte, si cada noche mi mente me engaña para que no recuerde que te fuiste.

Quizá esta desesperación es el precio que tengo que pagar por haberte tenido. Quizá cada beso que me permitiste darte se convierta en una noche de desorientación, en una pared desplomada sobre mí al recordar una vez más que el otro lado de la cama está vacío.

Y lo peor es que creo que merece la pena, tanto el hecho de haberte tenido como ese breve instante, justo antes de que empiecen a caer los escombros cada noche, en que estoy convencido de que aún eres mía.



Link de la imagen.